El miedo es una emoción primaria y adaptativa que tiene como función protegernos de situaciones peligrosas, ya sean reales o imaginarias.
A lo largo de nuestra vida vamos desbloqueando miedos específicos para que podamor generar una adaptación al medio, esto implica que, a través de pequeñas conductas de exploración nos es más fácil tolerar esas sensaciones.
Y como el desarrollo es evolutivo en esta dirección, los miedos se diferencian por edades, es decir, según nuestra capacidad madurativa podemos absorber conceptos del mundo más simple o más complejos. Gracias a la superación de estas experiencias con el miedo, los niñ@s puede ir aprendiendo habilidades de afrontamiento emocionales, cognitivas y conductuales. Sin embargo, hay un gran factor que influye directamente en el aprendizaje de las mismas, el entorno. Padres, profesores o cuidadores cercanos son referentes de regulación e integración, tanto de manera funcional como disfuncional.
Cada niñ@ es diferente y establecer un período normativo para comprender cuáles son los miedos asociados a cada etapa evolutiva, es fundamental para tener en cuenta que pueden tener ritmos de inicio y fin distintos.
A continuación os exponemos algunos de los miedos evolutivos según la etapa madurativa en la que se encuentran:
- De 0-2 años aparece el miedo a los ruidos fuertes, a la separación de los padres, a las personas desconocidas y a las alturas.
- De 2-4 años el miedo se asocia a la oscuridad, a los animales, al inodoro, a la ausencia de figuras de apego, a fenómenos naturales como tormentas y al colegio.
- De 4-6 años se añade el miedo a caerse o al daño físico, a seres imaginarios que pueden aparecer en la oscuridad (fantasmas,brujas, monstruos, ladrones, etc.), a que le pueda pasar algo a sus seres queridos, a la enfermedad.
- De 6-8 años se acentúa el miedo a los médicos (sangre), a la soledad, al ridículo ante otros, a no ser aceptados, a que pase algo en su entorno.
- De 8-12 años es relevante el miedo a los accidentes, a la posibilidad de catástrofes, a contraer enfermedades graves, a la muerte, al abandono, al rendimiento académico, a la separación de sus padres, a las relaciones sociales.
- En la adolescencia principalmente miedos relacionados con la autoestima personal, tanto a nivel físico como intelectual, miedo al rechazo y al fracaso, a las relaciones interpersonales.
Después de entender la cronología evolutiva de los miedos infanto juveniles, vamos a ver cómo podemos desarrollar ese acompañamiento tan necesario en los momentos que los niñ@s lo experiementen:
- En primer lugar subraya su emoción y valídala. Habla con ellos de forma natural acerca de sus miedos para que les resulte más fácil comprenderse a sí mismos.
- Empatiza y comprende su miedo. Escúchale y ayúdale a describir su miedo, no lo silencies ni lo juzgues, podéis darle una forma juntos (dibujos, muñecos, plastilina, etc.)
- Acompaña con paciencia y calma. Hacerlo de manera paulatina y sin presión es importante ya que así su emoción se estabiliza. Transmite tranquilidad en el proceso, hacer de modelo de calma hace que esto se proyecte en los niñ@s.
- Utiliza aproximaciones intermedias y sé creativo. Un ejemplo de ello, es que si el niñ@ tiene miedo a la oscuridad, obligarle a dormir a oscuras directamente puede hacer que su miedo aumente. En lugar de ello, primero puedes dejar una luz en su habitación, luego en el pasillo, etc. También utiliza como recursos cuentos y/o el juego para enfrentar situaciones temidas. En la línea del miedo a la oscuridad juega con ell@s a las sombras en la pared o a buscar un tesoro escondido.
- Refuérzale positivamente. Valora sus progresos y acercamientos a la situación temida, le ayudará a sentirse más seguro/a de sí mismo/a. Es preferible que sean reforzadores sociales o afectivos más que materiales, así podemos generar más conexión emocional.
- Fomenta su autonomía. Permite que vaya asumiendo responsabilidad, en función de su edad, esto hará que el desarrollo de su autoestima sea adecuado ayudándole a superar posibles miedos.
- Autobsérvate y transmítele seguridad. Identifica tus propios miedos e intenta no trasladárselos.
Por tanto, y como conclusión general, el miedo es una emoción básica que todos debemos sentir para poder estar en el mundo de una manera más segura. Cómo padres debemos acompañarles, aportarles ese refugío, enseñarles a gestionarlo y no querer evitar que lo sientan porque es un pasaporte adaptativo necesario para que puedan madurar hacía etapas futuras.
Si sientes que tienes difultad en la gestión de los miedos evolutivos, estaremos encantadas de poder ayudarte.