Los atracones de comida son una conducta bastante extendida que normalmente tiene la función de regularnos emocionalmente. Aunque no es la forma más adaptativa, lo que nos ayudan los atracones de comida es a calmar una sensación, a veces, difícil de tolerar para la persona.
La mayoría de las veces, los atracones de comida, no son la causa principal del motivo de consulta, sino más bien aparece como un síntoma secundario. Por ejemplo, una ruptura, un duelo por el fallecimiento familiar, estrés laboral, etc. Por ello, es necesario hablar sobre ello y aportar información, ya que es una conducta bastante más común y en algunas ocasiones incluso normalizada.
En momentos como la Navidad, podemos llegar a normalizar que comer «hasta reventar» es algo que tenemos que hacer porque es la costumbre, y para muchas personas, eso puede ser incluso un gran disparador que hace que estas fechas no sean deseables del todo por esa parte. Como decimos, los atracones de comida se enmarcan cultural y socialmente como una forma de aportarnos calma o regular las emociones, incluso de socializar, y ni siquiera se identifica como un síntoma o una conducta de riesgo. Con ello, no pretendemos expresar que puntualmente comer más de lo que sueles porque salgamos a cenar, acudamos a una celebración, o incluso tomemos un postre sin hambre se relacione con la sintomatología de un atracón.
¿Cuáles son los síntomas de los atracones de comida?
Como nos parece importante, poder hablar de las características descriptivas de los atracones de comida, poder dibujar los síntomas de los atracones, nos parece el primer paso para comenzar a entenderlos mejor. Os los dejamos a continuación:
- Episodios recurrentes: tal y como hemos nombrado anteriormente al ser una estrategia de regulación emocional a corto plazo, la persona utiliza esta conducta de forma habitual para evitar el malestar emocional. En cuanto a la frecuencia, se puede considerar recurrente de entre al menos 2-3 veces por semana.
- Consumo rápido: al hacerlo desde ese componente regulatorio ansioso suele planificarse y no se suele atender a las sensaciones asociadas, como el sabor o la textura, por ejemplo, es decir, no hay disfrute, aunque se esté utilizando para evitar el malestar.
- Falta de control: es posible que la persona no pueda conectar con la reflexividad de tomar o no la decisión de comenzar esa conducta.
- Cantidades grandes: en cuanto a lo que se suele ingerir, está relacionado con una abundante cantidad, aunque entendemos que la sensación de llenado y vacío puede ser subjetivo, por lo que se debería de explorar con la persona.
- Culpa y vergüenza: son emociones secundarias, que suelen sentirse durante o después de los atracones de comida, y que añade mucho malestar al ciclo de la conducta.
- Privacidad: como las emociones de culpa y vergüenza suelen experimentarse, por consiguiente es posible que las personas que necesitan regularse a través de los atracones de comida, los realicen en soledad, ya que el hecho de que puedan ser visto es algo que activa aún más el malestar.
- Síntomas físicos: suelen asociarse, quizá de manera posterior síntomas como la indigestión, hinchazón, etc.
¿Qué hacer después de un atracón de comida?
- Tomar conciencia de lo que ha ocurrido y conectar con el aquí y ahora.
- Realizar técnicas de relajación que inviten a la calma.
- Detectar las emociones, cómo te sientes y que ha podido disparar el atracón.
- Hablarse de forma compasiva y reflexiva.
- Llamar a alguien si siento desamparo, ya que no tenemos por qué pasarlo en soledad.
Cuando pase el episodio, detectar nuevas formas de regular las emociones o resolver las situaciones de riesgo que han invitado a realizar el atracón.
El trabajo interprofesional, es el más indicado para esta sintomatología además de una terapia integradora, a poder ser informada en trauma.
¿Cómo podemos ayudarte en Psintegra con los atracones de comida?
Como ocurre en la sintomatología de los diferentes trastornos de la conducta alimentaria, esta solo es la cima del iceberg. Debajo de las conductas observables y por las que se pide ayuda, hay toda una serie de factores como la personalidad, la autoestima, la historia de vida, conflictos presentes, el aprendizaje sobre regular las emociones o el contexto social y laboral, entre otros. Por ello, aunque en primer momento el o la terapeuta trabaje en equipo con la persona para eliminar los atracones, se deben abordar diferentes aspectos.
Tal y como hemos explicado anteriormente, es recomendable recibir ayuda de forma interprofesional para abordarlo de una forma completa. En ocasiones la terapia psicológica es complementada con ayuda farmacológica, pero el trabajo en psico nutrición es muy beneficioso en estas ocasiones.
Consideramos que hacer una buena evaluación es fundamental, por ejemplo analizar la la frecuencia, la forma de la conducta, el momento de vida de su aparición, momentos de riesgo que pudieron darse y la función que tienen para la persona, entre otros aspectos.
Generar psicoeducación sobre mitos nutricionales y emociones asociadas, junto con un trabajo en las sensaciones , como por ejemplo saber distinguir entre hambre real y saciedad, fomentando una alimentación más intuitiva y por ende, poco a poco una instalación de nuevas técnicas de regulación emocional más adaptativas.
Además de este tipo de intervención, nos resulta verdaderamente importante que la persona no se sienta etiquetada o patologizada, por lo que nos centraremos en comprender los atracones de comida como una parte de nosotros que ha necesitado crear esa conducta adictiva para no sentir ciertas cuestiones dolorosas de su vida. Aplicando una mirada compasiva sobre los atracones para que la relación con ellos y con esas emociones sentidas como la culpa y la vergüenza puedan ser poco a poco transitadas.
En nuestro centro, existen profesionales preparadas y formadas para ello, que además pueden acompañarte de forma online o presencial en Madrid. Por ello, si necesitas puedes pedir ayuda, nosotras estaremos encantadas de acompañarte.