Los hombres también lloran, sienten y necesitan. Hoy en día aún a muchos hombres les cuesta comunicarse emocionalmente, debido a una combinación de factores culturales, sociales y personales. Desde pequeños, a muchos se les enseña —explícita o implícitamente— que mostrar vulnerabilidad es signo de debilidad, que deben ser “fuertes”, “autosuficientes” y evitar mostrar emociones como la tristeza o el miedo.
Esto no solo limita su bienestar emocional, sino que también empobrece sus relaciones, ya que dificulta la intimidad, la empatía y el apoyo mutuo. Sin un espacio seguro para expresar lo que sienten, algunos hombres pueden volverse más cerrados, frustrados o incluso agresivos.
Pero también hay una tendencia creciente, sobre todo en generaciones más jóvenes, a cuestionar estos modelos y abrir nuevos espacios donde los hombres puedan hablar de lo que sienten sin ser juzgados. La clave está en crear confianza, educar desde la infancia en inteligencia emocional y ofrecer referentes que normalicen esa vulnerabilidad.
Por ello, es importante cuidar los espacio donde el desarrollo emocional se promueve. Algunas de las formas que podemos potenciar pueden ser de la siguiente manera y en diferentes contextos:
1. En la familia:
Objetivo: Crear un entorno emocionalmente seguro desde la infancia.
- Valida emociones: “Está bien sentirse así.”
- Evita frases como “los hombres no lloran”.
- Comparte tus propias emociones como adulto: “Hoy me sentí cansado y triste.”
- Fomenta el afecto físico y verbal entre hombres (abrazos, “te quiero”).
2. En la escuela:
Objetivo: Romper estereotipos desde la educación.
- Incluir educación emocional en todas las etapas.
- Promover debates sobre masculinidades y emociones.
- Modelar apertura emocional desde el profesorado.
- Actuar frente al bullying emocional.
3. Entre amigos:
Objetivo: Transformar la amistad masculina en un espacio de apoyo real.
- Pregunta con intención: “¿Cómo estás de verdad?”
- Habla de tus propias emociones para abrir el camino.
- Normaliza conversaciones más allá del humor o el deporte.
- Crea espacios seguros para compartir sin juicio.
4. En la pareja:
Objetivo: Construir intimidad emocional mutua.
- Pide con paciencia, no con reproche: “Quiero entenderte mejor.”
- Reconoce los esfuerzos emocionales del otro.
- Evita suponer que el silencio es desinterés.
- Ayuda a traducir emociones: “¿Es posible que estés frustrado o cansado?”
5. En la cultura:
Objetivo: Cambiar las imágenes que consumimos.
- Promueve referentes masculinos sensibles (libros, películas, redes).
- Cuestiona modelos de “hombre fuerte e insensible”.
- Apoya artistas, creadores y campañas que visibilicen emociones masculinas.
Tal y como hemos hablado anteriormente, a muchos hombres les cuesta comunicarse emocionalmente por una combinación de factores culturales, sociales y personales. Esto no solo limita su bienestar emocional, sino que también empobrece sus relaciones, ya que dificulta la intimidad, la empatía y el apoyo mutuo. Sin un espacio seguro para expresar lo que sienten, algunos hombres pueden volverse más cerrados, frustrados o incluso agresivos.
No obstante, hay una tendencia creciente, sobre todo en generaciones más jóvenes. El hecho de cuestionar estos modelos y abrir nuevos espacios donde los hombres puedan hablar de lo que sienten sin ser juzgados, es uno de los primeros pasos. La clave está en crear confianza, educar desde la infancia en inteligencia emocional y ofrecer referentes que normalicen esa vulnerabilidad.
Si algo ha resonando en ti, desde el equipo de Psintegra estaremos encantadas de acompañarte.