La terapia sexual tiene como objetivo mejorar la vida sexual del individuo y/o la pareja a través de herramientas y técnicas que nos llevan a potenciar nuestra sexualidad y a superar nuestras dificultades en el campo de la erótica.
El primer paso es la terapia sexual es detectar cuál está siendo la dificultad o el problema. A veces es un problema de ajuste en la pareja, otras veces uno de los miembros trae a la relación dificultades previas de otras relaciones… En cualquier caso, hay una serie de preguntas que es adecuado que nos hagamos antes de pasar a la intervención:
- ¿Desde cuándo ocurre el problema o la dificultad?
- ¿Ha pasado en anteriores relaciones?
- ¿Qué soluciones has intentado poner en marcha?
- ¿Te pasa sol@? ¿y en pareja?
- ¿Te pasa siempre o a veces? ¿En qué situaciones no te pasa?
Una vez que hemos evaluado estas 5 preguntas, es hora de ponernos en marcha con la intervención. Cada dificultad en la erótica tiene una historia debajo, por lo que es fundamental saber cuál es la dificultad con la que estamos trabajando para así poder poner en marcha herramientas terapéuticas para mejorar esa parte de nuestra sexualidad.
Las dificultades eróticas más comunes que encontramos en la terapia sexual son:
- Desajuste de deseo en la pareja. Se suele plantear de esta manera dado que si nos encontramos con una pareja en donde ambos miembros tienen bajo deseo no supondría un problema. En estos casos, el desajuste se puede producir, o bien por bajo deseo («no suele apetecernos») o bien por alto deseo («nos apetece mucho más que a nuestra pareja).
- Problemas en la eyaculación: eyaculación precoz (o insatisfacción por una eyaculación antes de lo deseado), eyaculación tardía (o insatisfacción porque aparece después de lo deseado) o aneyaculación (cuando no aparece).
- Dificultades en la erección o disfunción eréctil: las erecciones no se sientes satisfactorias, dado que se pierden antes de lo deseado. En muchas ocasiones, por la ansiedad anticipatoria de que pueda ocurrir esto, se acaba manteniendo el problema.
- Adicción al porno. En muchas ocasiones, este tipo de adicciones surgen desde el cubrir necesidades emocionales que no están siendo cubiertas o bien evitar emociones que no están pudiendo digerirse.
- Dificultades en el orgasmo: sensación de no llegar al placer que uno desea durante el encuentro erótico.
- Abusos sexuales. Ya sea por parte de familiares, pareja, amigos o desconocidos, los abusos dejan una huella emocional en el cerebro muy grande que el sistema nervioso no puede procesar ni integrar, por lo que EMDR, en este sentido, ha sido probada eficazmente para el tratamiento de este tipo de sucesos y nosotras podemos ayudarte a trabajarlo.
Introducir fantasías eróticas y favorecer una comunicación asertiva suelen parte del proceso terapéutico en terapia sexual, aunque no lo único que se pone en marcha. Como comentábamos, según la dificultad erótica, tendremos que llevar a cabo una o otras estrategias.
Si tienes alguna de estas dificultades u otras, no dudes en contactarnos, estaremos encantadas de asesorarte y acompañarte en tu terapia sexual.