El ciclo de la violencia es un patrón que se repite en muchas relaciones abusivas y de maltrato, y está constituido por cuatro fases principales que se van repitiendo una y otra vez en una especie de círculo vicioso. Esto puede ayudar a entender cómo la violencia no siempre es constante y tan evidente, sino que la realidad es que es cambiante y, a veces, confusa.
Verdades sobre el ciclo de la violencia:
- Este ciclo suele repetirse, y cada vez es más probable que la violencia aumente en frecuencia e intensidad.
- Es un patrón muy desgastante y confuso que suele hacer que quienes lo viven se sientan atrapadas o culpables.
- Es importante recordar que nadie merece vivir esto y que salir de este ciclo puede ser un proceso de valentía y liberación.
- Saber que esto ocurre y entenderlo es un primer paso para tomar decisiones más seguras y cuidar de tu bienestar.
¿Cuáles son los efectos del ciclo de la violencia?
Este ciclo se vuelve una trampa porque te hace pensar que la persona va a cambiar, pero el patrón se repite una y otra vez.
Algunos testimonios que hemos podido escuchar en los pacientes que han sufrido una relación de violencia:
- «Me siento como si estuviera secuestrado, no puedo salir de la relación»
- ”Es como si estuvieras atrapada en una rueda que no para de girar, y cada vez la violencia puede hacerse más fuerte».
- Entender este ciclo te puede ayudar a darte cuenta de que no es tu culpa, y que nadie merece vivir así. Hay formas de pedir ayuda y romper con esta rueda.
¿Cuáles son las fases del ciclo de la violencia?
- Fase 1: Acumulación de la tensión: En esta fase, puede que notes que tu pareja comienza a estar irritable, a hacer comentarios despectivos o tiene comportamientos que te hacen sentir incómoda, también es común que ponga malas caras o utilice silencios que te llevan a verdaderos quebraderos de cabeza, todo esto lleva a mostrar actitudes de control. Es importante reconocer esto porque es una parte de un patrón más amplio. Y lo más importante es que no es tu culpa. A veces, tenemos tendencia a normalizar lo que está pasando o creemos que depende de nosotras arreglarlo, pero la realidad es que nadie debería vivir es ese ambiente de malestar con ese nivel de tensión.
- Fase 2: Explosión o incidente violento: Esta fase es el punto más visible y destructivo dentro del ciclo, y es cuando las tensiones acumuladas durante este tiempo estallan en forma de abuso y violencia. Puede tomar forma de manera abierta, en forma de violencia física, como empujones, golpes o agresiones más graves, o también puede ser abuso verbal o emocional, como gritos, insultos, amenazas o humillaciones. La violencia puede ser tanto emocional como física, pero lo más significativo de esta fase es que la agresión se vuelve evidente y, por tanto, es difícil de ignorar. Una característica importante de esta fase es que suele ser impredecible. Y esto hace, que las víctimas se sienten incapaces de prever cuándo sucederá o cómo se desencadenará la explosión. Esto hará que te sientas completamente impotente y que no sepas cómo actuar para detener lo que está ocurriendo, puedes intentar calmarlo, no decir ni hacer nada, pero en este momento, el control ya no está en tus manos. Aunque se suele creer lo contrario esta fase no es aislada. Es parte de un patrón. Es fundamental que entiendas que la violencia, en cualquiera de sus formas, no es aceptable bajo ninguna circunstancia. Las explosiones de violencia no son errores ni circunstancias aisladas, sino una manifestación de un comportamiento abusivo que forma parte de un ciclo que se repite.
- Fase 3: Arrepentimiento o luna de miel: En esta fase se despliega todo un arsenal de muestras afectivas y amorosas y es lo que alimenta tu esperanza de que todo puede cambiar, que pienses que las cosas mejorarán. A esta etapa se le llama ‘luna de miel’ porque parece que todo vuelve a ser como era al inicio de la relación. Sin embargo, esta fase no significa que el problema haya desaparecido, sino que forma parte de un ciclo que suele repetirse
- Fase 4: Calma aparente: Durante esta fase, todo parece estar en calma. Es bastante probable que te sientas aliviada y empieces a confiar en que el problema ya es un asunto del pasado. Pero con el tiempo, sin que a veces se note tan claramente, la tensión comienza a acumularse de nuevo y el ciclo vuelve a empezar.
Recuerda que nadie merece vivir bajo la amenaza de la violencia. Mereces estar en una relación basada en el respeto, el apoyo mutuo y la seguridad.
Si sientes que necesitas ayuda para poder salir y no sentirte sola en el proceso, pide ayuda, no estás sola o solo en ello. Todas las psicólogas que formamos parte de Psintegra, estaremos encantadas de acompañarte.